Las espinacas son fuente de fibra y aporta altos niveles de Beta-caroteno, precursor de la Vitamina A en nuestro organismo, vital para mantener activa la respuesta inmunológica. Siempre es mejor cocinar las verduras por métodos de cocción que no impliquen la inmersión en agua o aceite... es decir, hervir o freír. En el primer caso porque diluyen sus minerales y pigmentos en el agua (por eso las judías verdes u otros vegetales del mismo color quedan grises y apagadas, a parte de “pochas”). En el segundo, por el evidente aporte calórico. Por eso es mejor siempre saltearlas o cocinarlas al vapor, donde no hay medio de disolución ni oxidación. De hecho, todas las verduras, hortalizas y frutas, incluso los tubérculos, ya contienen suficiente agua para cocinarlos. Respetar su intensidad de sabor es una buena manera para reducir el consumo de sal.