La mala fama asociada a las patatas fritas no se debe a la composición nutricional de la patata, rica en fibra (sobre todo con piel), almidones, vitaminas, y minerales, ente los que destaca el potasio, SINO a las técnicas de cocción que usamos para prepararla, donde incorporamos aceites a altas temperaturas o grasas animales como mantequilla y crema de leche (puré) donde aumentamos muchísimo su valor calórico y variamos su aporte nutricional. Sin duda la sal es otro factor a tener en cuenta. Las patatas que pasan por un proceso de fritura profesional a gran escala lo hacen bajo controles exhaustivos de calidad, calibre y composición de la patata, además de los propios de estado, temperatura y calidad de los aceites, pero también de los procesos de secado que garantizan una concentración de grasas mucho menor, a la vez que aseguran una textura crujiente por el mismo factor. Así, la gama de elaborados de patata de La Sirena se basa en este principio para facilitar el ahorro, no sólo con precios competitivos, sino también con el valor añadido del ahorro en tiempo, energías, quemaduras, aceites, olores, limpiar, medallas (manchas), reciclaje, etc…